Para enseñar reglas y normas a los niños es clave que nos hagamos las siguientes preguntas:¿por qué tiene tanta importancia enseñar reglas y normas? y ¿cuál es el sentido de las reglas para la familia, la sociedad, la humanidad? Los niños son seres con capacidad de razonar y comprender; si no logramos transmitirles el sentido de las reglas y normas, teniendo claro el porqué de éstas, será difícil convencerlos a que las cumplan.
El principal motivo por el cual existen las normas y las reglas es la organización de la convivencia en grupo. Los seres humanos no podríamos convivir si no tuviéramos reglas que organizan una estructura en la cual se respeta la libertad y la dignidad de cada uno. En este sentido, cada grupo, cada familia y cada sociedad tiene sus reglas para organizar la convivencia.
Pero,¿quién debe definir las reglas familiares y cómo se deben comunicar? Teniendo en cuenta que las reglas deben mejorar la convivencia familiar, se evidencia la importancia de generar conversación alrededor de ellas. Los niños hacen parte de la familia y como miembros deben tener cierta participación en la creación del sistema de normas y reglas. Esto no se debe confundir con un sistema sin autoridad, pero la autoridad tiene que decidir en función del bien de todos los miembros del grupo. Para poder hacer esto, la autoridad tiene que escuchar a todos los miembros para conocer sus deseos y necesidades.
En este sentido, la propuesta de una crianza democrática se trata de involucrar a los hijos en las decisiones familiares; por ende, conversar, escuchar, tomar en serio su perspectiva y respetar sus opiniones. Sin embargo, como padres podemos al final decidir en contra de sus deseos; siempre y cuando tenemos buenos motivos (por ejemplo, su seguridad) y los comunicamos asertivamente, para que sea una decisión que tenga argumentos racionales y no se basa únicamente en nuestros caprichos de autoridad.
De esta manera, podemos generar un ambiente familiar donde el niño se sienta libre, seguro y respetado. Cumplir las reglas familiares se vuelve un asunto de autocontrol más que un control impuesto por fuera. El niño aprende que los padres en verdad deciden por su bien, que las reglas tienen un sentido, y que por esto es importante cumplirlas; aprende que las reglas no tienen la función de dominarlo ni de quitarle libertad, sino que sirven para asegurar la libertad, el bienestar y la felicidad de todos. Esto genera un ambiente de confianza en el cual los hijos respetan las reglas porque confían en sus padres y no porque los temen.
Por último, incentivando la participación y la libertad de expresión del niño en la construcción de las reglas familiares, nos aseguramos de criar futuros ciudadanos empoderados, capaces de cuestionar, de comprender y de discutir los asuntos de la sociedad, pero sobre todo seres capaces de respetar asimismo y a los demás a través de las normas construidas.